(Perfil) Argentina es el país que más desincentiva a los productores agropecuarios, de acuerdo con un informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), en base a información de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
La OCDE elabora el indicador “Estimado de Apoyo al Productor”, (PSE por sus siglas en inglés), que refleja el nivel de apoyo a los productores agropecuarios, expresado como porcentaje de los ingresos del productor, por país.
En 2020, OCDE midió el indicador para 27 países y la Unión Europea. De éstos, 25 tienen un apoyo positivo al productor, es decir un incentivo al productor agropecuario, mientras que tres de ellos tienen desincentivos al productor, es decir un apoyo negativo. Argentina se encuentra en el segundo grupo, junto con India y Vietnam.
Argentina presenta una relación de -18,80%, el mayor nivel de desincentivo de los países considerados, ya que la relación apoyo al productor-ingresos es negativa.
El valor negativo que arroja el PSE (%), es producto de la existencia de Derechos de Exportación a los productos agropecuarios y agroindustriales. Con estos números, es claro el desincentivo a la producción agropecuaria en el país al compararlo con otros competidores a nivel internacional.
El peso de las retenciones a las exportaciones
Desde FADA considera que la política mundial apunta principalmente a acompañar e incentivar la producción agrícola y con ello de alimentos, más que castigarla por medio de diferentes políticas públicas. En este sentido, aplicar Derechos de Exportación (DEX) a las exportaciones no es una medida difundida a nivel mundial, debido a los efectos negativos que conlleva.
“La mayoría de los países no cobran o cobran poco, lo que ayuda al desarrollo de las regiones”, comenta Nicolle Pisani Claro, economista e investigadora de FADA Pisani Claro. Siguiendo a la OCDE, Argentina junto con India y Vietnam son los desincentivados, contrario a lo que pasa en países como Estados Unidos, China, países de Europa, Brasil, Canadá, entre otros. Según el Banco Mundial, en estos países sólo se cobra un menos del 1% en Derechos de Exportación. En Argentina se cobra entre un 15% y un 25%.
“Exportar significa invertir, ya que toda esa cadena necesita inversiones en maquinaria, plantas, camiones y puertos. Exportar mejora la infraestructura y los servicios públicos, a partir de los impuestos que los gobiernos recaudan a cada paso de las cadenas. Con la exportación ganamos todos, porque la actividad económica, los empleos y la inversión que impulsa la exportación significan más demanda para un kiosco, una carnicería o un negocio de ropa”, explica la economista de FADA.
Efectos del cepo a las exportaciones de carne
Por su parte, David Miazzo, considera que “estos datos y análisis valen para todas las actividades del país, incluso para la carne de vaca, más exportación significa más producción, inversiones en el campo y en los frigoríficos, puestos de trabajo, dólares, impuestos, fletes y muchos otros beneficios indirectos”.
Miazzo estima que con la continuidad de las restricciones para la exportación “perdemos todos, miles de familia pierden su forma de sustentarse, el país pierde 100 millones de dólares por mes, los trabajadores de la cadena pierden empleos e ingresos, pierden los productores, los frigoríficos, los consignatarios, los transportistas, pero por sobre todo, perdemos los argentinos que no veremos un impacto duradero en los precios de la carne y sólo tendremos menos producción y otro sector económico más en crisis”.
“Es como que Argentina despluma a su propia gallina de los huevos de oro”, advierte el economista Jefe de FADA. LM (Perfil)
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