En la zona de Carlos Tejedor se elevó el contenido de sales del vital elemento y los productores deben invertir grandes sumas para salvar a sus rodeos desde hace meses.

La sequía histórica que afectó a la mayor parte del país en 2022/2023, causó muchos daños a la producción agropecuaria. Además de la pérdida de cultivos y pasturas, el deterioro y la muerte de ganado, otro serio problema surgió entonces: la falta de agua de calidad para los animales, situación que persiste y se agudiza en estos días de ola de calor y escasez de precipitaciones en la región del partido bonaerense de Carlos Tejedor. En este escenario, los productores se ven obligados a hacer grandes gastos para proveerse externamente de este elemento esencial para la supervivencia del rodeo.

En la zona de Carlos Tejedor la ganadería sigue muy complicada. En cuanto a las pasturas, si bien hubo un buen rebrote con la llegada de las lluvias de primavera, hoy los ganaderos indican que “ya no quedó nada”. Tras los últimos días de calor y sol pleno, “se secó todo”, cuentan. Solo se ve todavía algo de alfalfa en pie pero con muy baja producción. “El principal problema es que seguimos sin agua para consumo ganadero, eso no se mejoró nunca. Las vacas tomaron esos días que tuvieron los charcos pero el agua sigue mala y tenemos que seguir comprando agua”, relata Francisco Mendiverri, productor del distrito, donde hasta las lagunas se ha secado.

El problema radica en que, debido a la falta de lluvias, los perfiles de suelo están secos, las napas se encuentran muy bajas y el contenido de sales en el agua se ha concentrado a un nivel que la vuelve no apta para el consumo, generando el rechazo de los animales. “Yo hice análisis y tengo molinos con 15 o 16 gramos de sales por litro; otros molinos que venían con 6 o 7 gramos, hoy ya están en 10, así que el agua se sigue empeorando”, cuenta Mendiverri a Clarín Rural.

Así las cosas, los productores no tienen más alternativa que comprar agua a algún proveedor de la zona. Actualmente, “una cisterna de 25.000 litros la cobran 200.000 pesos hasta un radio de 30 kilómetros, pero ya avisaron que que en cualquier momento va a aumentar a 250.000”, detalla Dante Garciandía. A mayor distancia, ya se cobra un extra por flete. Considerando que un bovino de carne consume entre 80 a 100 litros de agua por día, esos 25.000 litros alcanzan solo para un rodeo de 200 a 250 animales. “Es un problemón, es un costo altísimo”, remarca el productor. “En Colonia del Toro se ha afectado tanto el agua por la bajante de la napa por la sequía que el camión hace dos viajes por día a la zona. Es tremendo”, lamenta.

Según señalan los ganaderos de los campos afectados, las napa se encuentra a unos 3 o 3,5 metros de profundidad, presentan poca agua y muy alto contenido de sales. “Hay que estar continuamente con las bombas llenando los tanques porque está la napa baja; el agua en esta zona siempre fue de regular calidad y ahora es malísima”, indica Garciandía. Sin embargo, “hay campos que no pueden sacar agua a mayor profundidad, porque el problema es que a más profundidad es peor el agua”, explica.

“La situación sigue siendo desesperante. Ya en estas instancias estamos con 600 animales en un campo de 1.000 hectáreas y las pasturas no tiran. Lo que se pudo hacer de rollos en los primeros cortes, ya lo estamos consumiendo. Comimos los sorgos que no rebrotan y la calidad de las aguas empeora”, cuenta el productor Lisandro Crespo desde el sur del partido. En 2022, debido a la gran sequía, Lisandro llegó a pedir cuatro camiones de agua por semana para satisfacer la demanda del rodeo y en este momento ya está trayendo tres en igual período. “Cada camión nos está saliendo 220.000 pesos por viaje que trae 25.000 litros. Las napas están cada vez más bajas, cada vez más fea el agua. O sea, que la mezcla que podemos hacer con ese agua, que tiene un alto porcentaje de sales, cada vez nos rinde menos. Es desesperante, la verdad que es desesperante”, repite como una letanía.

“Con lo que dan los pronósticos para los próximos día, pinta feo. Y mirando los pronósticos a largo plazo, con lo que están anunciando ya para la primavera, si no llegamos a tener algún golpe grande de agua en febrero, marzo, creo que vamos a volver a pasar otra primavera verano durísima en cuanto a la sequía. Y veremos quién queda parado y quién no sobrevive a otra sequía de ese tamaño”, advierte Mendiverri. Clarín Rural.