Sostiene la pareja familiar y empresarial que forman Ivana Allen y Cristian Ramallo, dueños de sus sueños, y de La Quesería 1 y 2 y La Pizzería, tres de sus proyectos en marcha.
Ivana Allen y Cristian Ramallo, sonrientes como siempre, nos recibieron en “La Pizzería”, uno de sus proyectos en marcha, ya que, como de costumbre, “La Quesería Carlos Casares”, sucursal 1 (Av. San Martín) estaba continuamente con clientes que ingresaban y salían de hacer las compras.
Era sábado por la mañana y la pareja conformada por Ivana (A) y Cristian (R) nos recibió en el local donde todo comenzó.
En uno de los locales que le alquilan a la familia Perelló-Adrover, en San Martín 219, el 2 de abril de 2021 abrió “La Quesería Carlos Casares”, uno de los locales comerciales del rubro alimenticio con los que cuenta la arteria principal de la ciudad.
En el luego de un accidentado inicio donde un incendio afectó el comercio a 6 meses de iniciado el proyecto, Ivana y Cristian, en su momento, pandemia mundial del COVID-19 sumando al inesperado episodio se tomaron una pausa para pensar y mate de por medio siempre en familia reorganizaron los planes y siguieron adelante con más fuerzas.
Hoy cuentan con tres locales; La Quesería (Av. San Martín 219), La Pizzería (Av. San Martín 221) y La Quesería 2 (Julio F. Ramos y Presbítero Martínez), propiedad de la familia Santos, donde abrieron las puertas el 19 de enero pasado.
Pero todo comenzó hace años. Se definen como una familia del rumbo lácteo. “El papá de Ivana tiene una fábrica de mozzarella”, cuenta Cristian quien recuerda que en plena pandemia se vieron afectados como todo el mundo; en su caso, en la venta de sus productos; y como muchos, encontraron la manera a través de las redes sociales de seguir, pero la venta desde su casa no funcionó como se lo imaginaban.
Una locura con final feliz
Incendio y pandemia, dos factores inesperados que no detuvo el sueño de Ivana y Cristian. “En una charla familiar surgió la idea de alquilar un local, que me pareció una locura porque ya veníamos totalmente fundidos. Hablamos con Rodolfo Perelló, dueño del local que nos abrió las puertas y confió en nosotros para poner La Quesería”, cuenta Cristian.
Si bien en la vida comercial tres años son pocos, La Quesería logró imponerse como marca en la ciudad, pero, para los dueños “la evolución fue muy lenta cuando necesitas resultados inmediatos”. Por eso enumeran que persistir, perseverar y ser paciente acompañado de trabajo “y el negocio nos fue enseñando qué camino teníamos que tomar”.
“Fue difícil porque la situación era difícil. La gente estaba muy asustada. Cuidábamos cada detalle de desinfección”, suma y remarca Ivana que “también supimos darle a la gente una cuota descontracturante haciéndolos partícipes de los chistes, de hacerles probar el fiambre, algo a lo que no estaban acostumbrados, hacíamos juegos. La gente venía y se divertía; creo que en parte ese fue el éxito para que la gente nos acompañe”.
El ida y vuelta con la gente, otro factor clave
Si el carisma de Cristian (quien está más en el local que Ivana que cuenta además con otro trabajo y ahí ocupa otro rol) no estuviera presente quizás sería un comercio más de la ciudad, pero no; y eso se nota en él y en sus empleados.
“El trato comercial es muy lindo. Lo llevo muy adentro y me sale natural. En ese camino también fuimos aprendiendo a cubrir la necesidad del cliente porque antes solo vendíamos mozzarella y al abrir un local tuvimos que expandirnos en productos, pero siempre con la mejor atención”. Asintiendo con la cabeza, Ivana recalca que “la buena atención, atender al cliente y no solamente despacharlo fue clave” convirtiéndose en un signo.
“La nueva locura”, así define Cristián a “La Quesería 2”
“Este es un país que permite un montón de cosas siempre y cuando uno sea disciplinado y ordenado”, dice Cristian e Ivana sube al tren agregando que “si lo focalizamos y creemos que puede ser le metemos para adelante” y así llegó la nueva sucursal en el barrio Hospital. “La Quesería es algo muy importante para nosotros. Es un proyecto familiar que incluye a mucha gente e intentamos estar en todos los detalles”, afirman.
Más que un comercio, un servicio a la comunidad
Esa podría ser una de las tantas definiciones que se puede decir del comercio, ya que tenían delivery de quesos, y luego con el local abierto al público sacarle una sonrisa al cliente, todo en plena pandemia, formaron parte de ese modo servicial. A eso se suman las colaboraciones como: la venta del libro homenaje a Enzo Urbizu, estando presentes en fechas claves con carteles como el día por el Síndrome de Down, acompañando a las campañas de ACCUDI sobre la concientización y prevención del Cáncer de mama, fecha de Bomberos y escuchar a la gente. “Hay que estar presente para recordar esas fechas para colaborar con los mensajes”.
¿Entonces qué es La Quesería?
“Es una marca registrada en el centro de Casares donde encuentran fiambres y quesos de primera calidad directo de fábrica y atendidos con muy buena onda y mucha actitud que es lo que hoy hace falta; atender a la gente, ser solidario y saberla escuchar. La idea es que vengan a hacer su mandado, pero también a pasarla bien y charlar tomando las cosas con humor”.
“Los vaivenes de este país desde lo comercial pueden ser negativos y, sumado a la especulación, a la inflación y demás factores que no hacen en sí a lo rico que tiene el país solidario que somos. Es un país que le permite a dos soñadores como nosotros ir para adelante con actitud”.
“La Quesería”: identidad bien casarense
Ivana y Cristian son los ideólogos y Lucas Fiol el artista local que interpreta a la perfección y plasma las ideas en paredes, mostradores, pisos, en cuanto lugar encuentran como lienzo para darle “onda” al espacio y así, darle identidad al comercio.
Y así lo explica Cristian: “La idiosincrasia del negocio se traslada porque la idea en sí va de un lugar a otro, y el que está en nuestro equipo piensa igual que nosotros.
Trabajar con Lucas (Fiol) es un placer. Cuando le contamos la idea él está un paso adelante y nos sabe interpretar; en las paredes está claramente cada mensaje: comida, familia, unión, actitud, perseverancia, trabajo que hacen a nuestro día a día”.
En este sentido, ¿cómo es trabajar en familia?
Difícil. Esa fue la primera definición que dieron, acompañada de una carcajada, característica de resiliencia en la familia.
Puntualmente Ivana deja en claro que con Cristian son quienes llevan las riendas del proyecto pero que, no está mucho frente al mostrador por tener otro trabajo y demás ocupaciones. Igualmente es lindo, subraya.
Y en ese camino familiar, ambos recuerdan cuando plantaron su primer emprendimiento, una pizzería frente a la terminal de ómnibus. “La experiencia fue rara porque tuvimos errores que, por un lado, nos llevaron a que nos vaya muy bien y muy mal en la parte económica por varias razones”.
De esa experiencia, al volver a poner un negocio juntos, “Ivana se ocupó de la parte administrativa y yo (dice Cristian) de la comercial. Cada uno tiene un rol dentro de La Quesería; lo cual es fundamental”, remarca.
Sobre La Cámara
“Somos socios nuevos, pero, es muy lindo el aporte y contribución que hace la Cámara a la comunidad en sí en ciertos proyectos y, obviamente el hecho de tenernos siempre en cuenta nos hace sentir importantes porque a pesar de ser nuevos es bueno porque sabemos que podemos confiar en ella y tenemos un respaldo.
Está bueno también porque uno llama y Rolando y Mariela están enseguida para asesorarnos, ayudarnos. Es lindo sentirse apoyado por una institución importante para la comunidad siendo nuevos. Estamos muy agradecidos con la Cámara”, expresan.
¿Por qué La Quesería?
“El nombre surgió porque no queríamos que sea algo difícil de recordar y que a su vez represente algo de lo que vendemos e indique adónde, por ejemplo, una mamá manda a comprar a sus hijos”.
¿Cómo está compuesto el equipo?
“En total somos 9 personas. Y no seríamos nada sin los empleados que tenemos. Le ponen alegría, garra, actitud, están al servicio del cliente. Ellos son nuestra cara visible”.
¿Qué mensaje le darían a una persona que está pensando en emprender?
“Que todo está en idearlo, soñarlo, y sobre todo creerlo porque si la persona lo cree lo puede llevar adelante. Es cuestión de actitud, ganas, trabajo y atender como te gusta que te atiendan”, dice Ivana, mientras que Cristian completa diciendo: “Creo que para el emprendedor es fundamental no mirar para el costado y hacerlo hacia adelante con mucha actitud, perseverancia y responsabilidad fundamentalmente, confiar en la persona que tenés al lado, levantarse temprano, caerse y volverse a levantar”.
¿Y a la gente?
“Gracias a la gente que nos apoya, a los amigos, a la familia, a los empleados y a la comunidad que creyó y lo sigue haciendo; a la gente que no nos conoce la esperamos y a las que sí que los seguimos esperándola siempre”.
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