“Un nuevo don de dios para su pueblo”
“Nuestro sacerdocio es un llamado permanente a la entrega y el servicio, llevado a cabo siempre como cuerpo, en comunión, presbiterio” sostuvo el Obispo de Santo Domingo de Nueve de Julio al ordenar un nuevo presbítero en Lincoln este viernes 26 de abril.
El presbiterio y la comunidad diocesana toda de la diócesis de Santo Domingo de Nueve de Julio, recibió con alegría y gratitud la incorporación de un nuevo presbítero, en la persona del diácono Juan Camacho, por la imposición de manos y oración del Obispo monseñor Ariel Torrado Mosconi en la iglesia parroquial “Inmaculada Concepción” de Lincoln, la tarde del 26 de abril. El templo estuvo colmado de fieles, entre los que se encontraban muchos venidos de las comunidades de Nueve de Julio y Pehuajó, junto a los de dicha ciudad, lugares donde el nuevo presbítero estuvo destinado en los últimos tiempos de su formación y diaconado.
Luego de la proclamación de las lecturas de la Palabra de Dios, el ordenando fue llamado y presentado, el Obispo pronunció la homilía, se tuvo el diálogo mediante el cual Juan se comprometió a cumplir las exigencias de su ministerio y se invocó la intercesión de los santos cantando sus letanías. A continuación, tuvo lugar el rito propiamente dicho de la ordenación con la imposición de manos del celebrante y los presbíteros presentes y la oración de consagración. Finalmente, el recién ordenado presbítero fue revestido con los ornamentos propios de su orden como son la estola y la casulla, ungido en las manos con el santo Crisma, recibió el cáliz y la patena para la celebración eucarística y el saludo de paz de los sacerdotes como signo de su incorporación al cuerpo presbiteral.
En la homilía, el monseñor Torrado Mosconi, comenzó afirmando que, una nueva ordenación presbiteral, es muestra clara del amor de Dios por su pueblo, que no deja de enviarle pastores para que lo cuiden y guíen con la predicación, por los sacramentos y su caridad pastoral: “¡Dios los quiere mucho, por eso hoy les regala un nuevo sacerdote!”. Seguidamente, comentando el evangelio del día, tomado del relato de la última cena y deteniéndose en las imágenes del camino y la casa, recordó que el horizonte y meta de la vocación y misión sacerdotal, será llevar siempre a los hombres por el camino, que es Cristo, hacia el hogar eterno de Dios. Asimismo, dirigiéndose al ordenando y a los presbíteros presentes: “Esta misión de conducir a todos a la casa de Dios, la llevamos a cabo entre todos, como cuerpo, porque ninguno de nosotros es sacerdote por sí y para sí mismo, sino en la comunión de un cuerpo y para el servicio de los demás”. Prosiguió destacando y comentado tres ritos o gestos de la celebración de la ordenación y que se llevarían a cabo seguidamente: la postración y la imposición de manos, la unción con el crisma. “El llamado por parte de la Iglesia nos recuerda que somos convocados para la misión, la iniciativa es de Dios y nosotros respondemos en la fidelidad y la entrega generosa”, dijo. “La postración nos recuerda quienes somos realmente y el llamado a vivir en la humildad, sabiendo que contamos con la intercesión de los santos, la oración de la Iglesia que sonos sostiene” prosiguió. “El antiguo gesto de la imposición de las manos, que viene de los Apóstoles, recuerda que el Señor mismo nos da su Espíritu para animarnos y fortalecernos en la entrega y la misión” destacó. Finalmente, hizo referencia al rito de ungir las manos para realizar la obra de Dios.
Luego exhortó a la asamblea a perseverar en la oración por los sacerdotes y las vocaciones al ministerio, agradeciendo el don del sacerdocio y la respuesta generosa de Juan.
La misa continuó como de costumbre, concelebrando y tomando parte en la plegaria eucarística el nuevo sacerdote. Antes de la bendición final, se dio lectura al decreto de nombramiento como Vicario de esa misma parroquia del recién ordenado, quien se dirigió a la asamblea, para manifestar su gratitud y el Obispo hizo propio el momento para describir la situación sacerdotal actual en la diócesis. El Padre Juan Camacho agradeció a Dios por el don de la vocación cumplido y testimoniar la fuerza de su gracia que -dijo emocionado- los sostuvo en medio de las pruebas y dificultades. Hizo partícipe y extensivo ese agradecimiento a los presentes, a su familia y a las comunidades por las cuales había pasado, y de quienes tanto había recibido, según afirmó. Monseñor Torrado Mosconi intervino nuevamente, para dar a conocer la situación pastoral en cuanto a la presencia sacerdotal, recordando el testimonio del Padre José Lazzaletta de 90 años de edad que aún sigue en plena actividad como párroco de Pellegrini, presente allí y ordenado en ese lugar hace ya 67 años, y presentar a los últimos ordenados con los tres seminaristas próximos al diaconado.
Al término de la celebración eucarística, el neosacerdote, recibió el saludo de los presentes, con el “besamanos” y grandes muestras de afecto, reconociendo el testimonio de su servicialidad y cercanía dejado en las comunidades de la diócesis por donde pasó.
La comunidad parroquial linqueña, encabezada por su párroco prbo. Guillermo Gómez, ofreció a cuantos participaron de la celebración, una festiva cena fraterna en el Colegio “Nuestra Señora”.
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