La adolescencia es una etapa de cambios, en la que se juega la integración de diferentes aspectos: la autonomía con respecto a los padres, la identidad sexual, la elección vocacional, entre otros.
Hay problemáticas propias, cuestiones que son intrínsecas al desarrollo madurativo del adolescente, todo esto genera preocupaciones y adaptaciones que es necesario elaborar y que requieren del mundo adulto un acompañamiento particular.
Los adolescentes atraviesan experiencias que les son nuevas y que les pueden despertar tanto alegría y entusiasmo como dificultades y angustia, por esto, es frecuente que transiten por momentos de malestar psíquico, sin por ello estar atravesando algún problema de salud mental.
En este punto es importante reconocer el impacto que tuvo la pandemia y sus consecuencias en la salud mental de la población en general y, en particular, en los adolescentes. Los jóvenes tuvieron que suspender parte de sus actividades, perdieron los espacios de socialización, esparcimiento con sus pares, todo esto se vio plasmado en el aumento de problemas vinculados a la salud mental, tales como la depresión, ansiedad, ataques de pánico.
El aislamiento les quitó a los jovenes algo que es fundamental para ellos: el grupo y la interacción social; la pérdida de proyectos, la disminución de sus posibilidades de participación y la construcción de vínculos sociales.
Segun analisis realizados por UNICEF casi 16 millones de adolescentes de 10 a 19 años viven con una enfermedad de salud mental en América Latina y el Caribe; Entre ellas: ansiedad, depresión, trastornos por déficit de atención/hiperactividad, abuso de sustancias y trastorno del comportamiento.
También el suicidio representa un problema de salud pública grave y creciente: la organización mundial de la salud afirma que es la segunda causa de muerte a nivel mundial en jovenes de 15 a 29 años. La situacion en Argentina esta en linea con la tendencia mundial.
El suicidio no se comprende en sí mismo como una entidad psicopatológica, es decir un trastorno psicológico, se entiende como un fenómeno multicausal en el que interactúan factores del orden individual, familiar, social y comunitario.
Por esta razón, es necesario dar una respuesta a través de las distintas políticas públicas, priorizando un abordaje articulado, integral y comunitario, y contar con servicios de salud mental especializados.
Nuestros jóvenes necesitan mayores espacios de escucha, reflexión sobre los temas que los atraviesan, información adecuada y accesible sobre la temática de salud mental.
En salud mental urge ampliar la oferta de acompañamiento y que entre todos nos replanteamos y aprendamos nuevas formas de cuidado y de escucha.
Algunas de las “señales” entre los adolescentes a las que estar atentos y pedir ayuda
- Tristeza persistente y constante.
- Problemas graves en la escuela.
- Dificultades en el sueño y/o alimentación.
- Aislamiento y retracción continua. Escasa o nula comunicación con los convivientes.
- Desconexión del grupo de pares.
- Pérdida de interés en actividades que antes le resultaban placenteras.
- Baja autoestima: Afirma sentirse incapaz, inútil, etc
- Autolesiones o comportamientos destructivos.
- Cambios en su apariencia física y en su salud.
- Descuido de su higiene personal.
- Uso o abuso de alcohol y/o drogas.
- Frecuentes estallidos de agresividad o rabia.
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