Al culminar el 2021 y comenzar el 2022 les propongo en estos tres verbos la actitud interior para vivir estas fiestas.
1) Agradecer
En primer lugar la gratitud. A veces, puede haber acontecimientos muy importantes como el nacimiento de un hijo, un paso significativo en los proyectos personales o familiares: haberse recibido en los estudios, tener una nueva casa, o tal vez un paso importante en la vida profesional
En otras ocasiones se trata de dones que vivimos de manera cotidiana y que frecuentemente no valoramos de manera suficiente como la salud, el amor de la familia y los amigos, y tantas otras realidades que no le damos la debida importancia hasta que tenemos la desgracia de perderlas.
En efecto, con ocasión de la pandemia muchos hemos tenido hechos dolorosos como la muerte de un ser querido, una enfermedad que irrumpe inesperadamente en nuestra vida, un fracaso en el trabajo y tantas otras desgracias.
No tengamos miedo, no estemos tristes, porque detrás de cada acontecimiento está la mano providente de Dios que todo lo ordena para el bien de sus hijos.
2) Cambiar
Que bueno es ver el próximo año como una verdadera oportunidad para volver a empezar.
Recuerdo que cuando era niño, en los primeros grados de la escuela, se acostumbraba comenzar el año con nuevos cuadernos que se forraban en papel araña de color rojo, azul y verde. Allí se hacía una bella carátula en la primera página y luego comenzaba el dictado de las clases. En las primeras páginas se podía ver la prolijidad del cuidado para escribir correctamente con una letra cursiva cuidadosamente dibujada, respetando los márgenes y renglones, manteniendo pulcras las hojas del papel, tratando de que todo saliera bien y prolijo. Sin embargo, a medida que se iban pasando las páginas de mis cuadernos ya se notaba un trabajo un poco más descuidado, algunos borrones y tachaduras, desprolijidades y otros errores.
Al revisar este año que termina encuentro un cierto parecido con aquellos cuadernos de mis primeros grados.
¡Qué bueno es tener la posibilidad de empezar de nuevo! Se trata de un nuevo comienzo. Voy a intentar darle color y belleza al nuevo año. En la carátula voy a dibujar lo mejor de mis proyectos y anhelos. Comenzaré a transitar el nuevo año intentando evitar errores y desprolijidades. Pondré esfuerzo por hacer “buena letra” en cada una de mis acciones y, lo más importante, así intentaré llegar hasta la última página.
3) Soñar
El comenzar un nuevo año es tiempo de esperanza. Es tiempo para proyectar y para soñar. Parece difícil en estos tiempos de incertidumbre por la pandemia donde vimos hacerse añicos nuestros planes.
Sin embargo debemos hacerlo, es necesario superarnos. Sólo estaremos más viejos el próximo año si ya no tenemos expectativas y deseos. En efecto, la esperanza es la virtud propia de los jóvenes, sólo los viejos ya no miran más hacia delante. Por eso no importa la edad que tengamos, lo que cuenta para mantener la “juventud espiritual” es tener siempre vivo el deseo de mejorar, de crecer, de soñar.
+Ariel Torrado Mosconi
Obispo de Santo Domingo en Nueve de Julio
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