La Red de Maíz del Sur de Bs. As. de Aapresid repasa junto a especialistas las claves para ajustar la toma decisiones en los maíces tardíos y de segunda.
El sur de la provincia de Buenos Aires vive desde hace años un crecimiento sostenido de planteos maiceros, tanto tardíos como de segunda. Frente a ambientes con marcada limitación hídrica en los meses de verano, esta estrategia no solo se volvió viable, sino que mostró rendimientos estables que compiten de igual a igual con otros cultivos de la región.

En este contexto, la Red de Maíz del Sur de Bs. As. de Aapresid, nació con el objetivo de evaluar híbridos y estrategias de manejo en condiciones reales de producción.
¿Tardío o de segunda?
Fernando Ross, especialista de INTA Barrow y experto de la Red, explica que el atraso en la fecha de siembra suele ser un aliado frente a la escasez de lluvias en enero y febrero, y subraya una importante diferencia entre sus versiones tardía y de segunda: “el maíz tardío ofrece resultados muy significativos en productividad y estabilidad. A lo largo de los años logramos rindes interesantes y consistentes, lo que lo convierte en una alternativa competitiva frente a soja o girasol”, afirma.
No ocurre lo mismo con los maíces de segunda, que tienen una ventana de siembra mucho más ajustada y dependen fuertemente de la oferta de agua y del cultivo antecesor. En estos casos, el manejo debe ser preciso para evitar pérdidas de rendimiento y calidad.
Manejo: El peso de elegir el mejor híbrido y densidad
Uno de los puntos clave que aborda la Red es la elección de híbridos. Según Ross, la estabilidad es un rasgo irrenunciable: “Un híbrido puede tener buen rendimiento y también estabilidad, no son conceptos opuestos. Ahí está la fortaleza de la Red, en detectar materiales que funcionen tanto en zonas de alto potencial como en ambientes mucho más restrictivos”.
En los maíces de segunda, la elección de ciclo debe ajustarse a la fecha probable de siembra. Ross recomienda que, cuando se siembra temprano en diciembre, los ciclos intermedios o largos son una opción, mientras que a partir de la segunda quincena conviene pasar a híbridos cortos para asegurar un grano de calidad comercial. “El error más frecuente es sembrar ciclos demasiado largos, que pueden rendir bien pero después se ven castigados en el precio por su baja en calidad”, advierte.
La densidad de siembra es otro factor en juego. Si bien no define la elección del híbrido, sí condiciona su manejo posterior. “Primero se elige el híbrido y después se ajusta la densidad en función de la plasticidad que tenga ese material.
“Hay híbridos que responden bien en baja densidad gracias a su prolificidad o la capacidad de generar macollos fértiles, mientras que otros necesitan mayor densidad para expresar su potencial”, señala Ross.
En ambientes con baja densidad potencial, la plasticidad del híbrido cobra peso para sostener rindes en campañas con buen clima.
El aporte de la Red, sin embargo, va más allá de los datos genéticos. Los ensayos se realizan en campos de productores, con sus propias máquinas y prácticas de manejo, lo que permite reflejar de manera fiel las condiciones reales de la región.
“Un híbrido que se comporta muy bien en un desarrollo experimental puede no funcionar igual en gran escala. Por eso es clave testearlos en ambientes contrastantes y en situaciones de manejo reales”, explica Ross. Esa combinación de genética y agronomía, sumada a la amplitud de ambientes evaluados, genera información de enorme valor para la toma de decisiones.


En definitiva, la Red de Maíz del Sur de Bs. As. de Aapresid se consolidó como una herramienta colectiva para reducir incertidumbre y ganar certezas en una región donde cada milímetro cuenta. Con información actualizada campaña tras campaña, los productores disponen de una guía práctica para elegir híbridos, ajustar manejos y sostener la competitividad del maíz en el sur bonaerense.
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