Los paseos a caballo son una de las tradiciones más emblemáticas de la provincia de Buenos Aires, ofreciendo una experiencia singular a los visitantes de todo el mundo. El contacto con la naturaleza, la sensación de libertad que despierta y las reminiscencias al estilo de vida del gaucho, ubican esta experiencia entre los atractivos más elegidos en los destinos turísticos bonaerenses.
Los municipios donde se pueden practicar cabalgatas están distribuidos en todo el territorio, y en esa diversidad de paisajes cada propuesta tiene su particularidad.
Al margen del Arroyo Belisario
Allá donde están los cerros más altos de la Provincia, el Tres Pico y Napostá, la vegetación es tupida y los brazos de agua atraviesan el camino, la cabalgata es una aventura imperdible para quienes visitan Villa Ventana en el partido de Tornquist.
Sobre los márgenes del Arroyo Belisario, el emprendimiento Cabalgatas del Belisario lleva adelante paseos guiados a caballo con circuitos que duran entre treinta minutos y tres horas. La mayor parte de los equinos con los que trabajan son yeguas. “Nos especializamos en familias, tenemos sillas para que los adultos puedan llevar niños y no se necesita ningún conocimiento previo. El recorrido de una hora es el más elegido”, detalló el impulsor de este emprendimiento, Horacio Mendoza.
Es común que el lugar reciba turistas de la Ciudad de Buenos Aires, La Plata, municipios del conurbano y de provincias cercanas como La Plampa, Rio Negro y Neuquén. “Combinamos varias actividades de recreación en las seis hectáreas del predio porque trabajamos mucho con grupos de colegios, jubilados y empresas”, contó Mendoza.
Bajo las estrellas
¿Cómo se verá el cielo de noche desde arriba de un caballo? Las vertientes, también en Villa Ventana, organiza cabalgatas nocturnas que finalizan con una gran cena. “Esos paseos son los más elegidos. El recorrido por un sector de la estancia donde se aprecia el paisaje serrano y se logra un pequeño ascenso a uno de nuestros cerros, dura dos horas”, explicó Romina Petrucci, gestora del emprendimiento.
“Tenemos caballos del estilo criollo y contamos con algunos cruzados con percherón para los jinetes más corpulentos o para padres e hijos menores de 6 años”, dijo Petrucci.
Los circuitos son de poca dificultad para que “los pequeños jinetes se animen a realizar el recorrido en un caballo individual“, duran entre una y dos horas y pueden ser diurnos o nocturnos. “Por lo general el público familiar y estudiantil hace el más corto y los grupos empresariales el más largo”, sostuvo, y recomendó la guiada por otro sector del campo donde se encuentra la mayor parte de la añeja arboleda que da sombra en verano y reparo del viento en invierno.
Recorrido serrano
Todo comienza con el caballo. “Mientras ensillan, se les explica cada paso para preparar al animal, cómo son los distintos pelajes, las particularidades de cada raza, qué es el arriado y por qué hay diversidad de monturas”, relató Gabriel Barletta, quien tiene una trayectoria de 30 años en el rubro y desde Tandil practican cabalgatas de reconocimiento autóctono.
El proyecto surgió cuando los hermanos no quisieron vender una yegua que el padre les había regalado de chicos, entonces tuvo cría y la fueron “domando”. “Se nos hizo carne y el desafío fue construir algo que las incluyera”, expresó.
Con un recorrido serrano, la propuesta incluye conocer paisajes y asociarlos a la cultura del lugar. “Queríamos que la cabalgata sea una experiencia completa. Entonces me interioricé sobre las hierbas medicinales de las sierras y las historias que tenemos en el distrito”, narró.
Uno de los paseos más populares es por la reserva natural Sierra del Tigre porque se llega a lugares en los que no se puede acceder ni a pie ni con vehículo.
Cuando culmina la actividad, Gabriel saca su guitarra y a la lumbre de una fogata propone recorrer distintos géneros musicales. Desde canciones tradicionales argentinas hasta Los Beatles, mientras degustan alguna carne asada. “Es algo que hacemos con esmero y amor del día a día”, reflexionó Barletta.
Cabalgar sobre caballos de polo
Conocida a nivel internacional como Argentina Polo Day, la estancia La Carona está ubicada a sólo 50 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, en Capilla del Señor, partido de Exaltación de la Cruz. Su casco histórico data de 1893 y su paisaje quebrado muestra diversidad de postales campestres.
Allí Celia Alfie y Rubén Jabib se propusieron conectar el polo con las tradiciones auténticas de la vida en el campo y ofrecen una experiencia completa que incluye gastronomía criolla, partidos de polo y cabalgatas. “No es necesario conocer sobre caballos para realizar las actividades, cualquiera puede participar”, afirmó Alfie y derribó el mito respecto de que son experiencias costosas.
Entre mates, empanadas, asado y catas de vino, se puede recorrer la pulpería construida en un viejo depósito de tractores, el museo, aprender a jugar polo o disfrutar de mirar un partido. “Por la mañana, antes del almuerzo, o por la tarde, se realizan cabalgatas que duran tres horas y permiten a los jinetes más experimentados galopar por el campo y sentir el viento en el rostro”, contó.
El recorrido atraviesa senderos agrestes, arboladas, paseos a la orilla del lago y grandes espacios de llanura. “Usamos los mismos caballos o yeguas que para el polo porque son los que más domados están y siempre siguen las órdenes de quien lo monta”, explicó Alfie.
El lugar tiene la segunda cancha de polo iluminada del mundo y la única de Latinoamérica. Antes de la pandemia recibían doce mil turistas extranjeros por año, interesados en conocer la cultura del campo bonaerense.
Cabalgar por los destinos turísticos de la Provincia es una experiencia distinta en cada paisaje pero sin dudas tienen en común el despertar sensaciones nuevas en cada paseo.
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