Municipios que venían “invictos” empezaron a confirmar contagios de COVID, en algunos casos con brotes violentos. Los números que preocupan a los intendentes del interior.
La situación sanitaria en los distritos del interior bonaerense parece haber dado un vuelco en la última semana. Hace exactamente siete días, el gobernador Axel Kicillof anunciaba la puesta en marcha de un sistema de fases para permitir una apertura gradual y controlada de la cuarentena en municipios sin circulación viral.
Así, buscaba dar respuesta a un planteo político que encabezaron intendentes de la oposición: Jorge Macri y Gustavo Posse en representación de los del Conurbano, Miguel Lunghi, Ezequiel Galli y Hernán Bertellys por los del interior. Todos tienen en común la pertenencia a Juntos por el Cambio y celebraron la medida.
Los intendentes de Tandil, Olavarría, Azul y varios más habían llegado a plantear una estrategia de apertura regional en distritos sin circulación del virus, con la idea de que la pandemia no produzca estragos económicos. El Gobierno descartó la idea de una “región blanca”, pero sí consideró y puso en marcha un esquema aperturista.
Pero la situación cambió dramáticamente en apenas siete días. Olavarría, que contabilizaba 15 casos y parecía tener la situación controlada, pasó a más de 80 y decretó la vuelta a la “fase 1”. Distritos que mantuvieron un “invicto” de casi 80 días sucumbieron uno a auno: Laprida, Balcarce, General Madariaga y General Villegas fueron algunos de ellos. Otros que habían tenido algún caso detectaron fuertes brotes localizados.
Hoy hay varios municipios que muestran una tasa de contagios por 100 mil habitantes similares a las del Conurbano. El que destaca es Capitán Sarmiento, que, con 16 mil habitantes y 25 casos, tiene una tasa similar a la de Quilmes, con 1.100 contagios entre 650 mil habitantes.
Olavarría, con casi 70 casos por 100 mil habitantes, se empareja con Florencio Varela o Tigre, que tienen más de 300. El caso de la ciudad del centro de la Provincia es paradigmático: su intendente, Ezequiel Galli, pasó de capitanear la idea de una región libre de virus a sufrir el cierre de fronteras de parte de todos sus vecinos.
Mar del Plata, una de las cinco ciudades más importantes -demográficamente hablando- de la Provincia, podría considerarse como la excepción. Tiene 650 mil vecinos pero sólo 43 casos positivos desde que se desató la pandemia. Tandil puede jactarse de lo mismo: tiene apenas 4 contagios en una población de 140 mil.
La explicación para la explosiva llegada del virus al interior resulta de la combinación de dos factores: la circulación de personas y el aumento exponencial de casos en el Área Metropolitana. “Esto se entiende en gran parte por un aumento de la movilidad de la gente, que se está trasladando de un muncipio a otro, esto genera contagios”, indicó a INFOCIELO, Leticia Ceriani, Subsecretaria de Gestion de la Información, Educación Permanente y Fiscalizacion del Ministerio de Salud.
También colabora la falta de respeto a las medidas de aislamiento: “la gente se junta y eso hace que se contagie más de una persona”, explicó. Esta situación, en un contexto de “aumento exponencial de casos que tenemos diariamente” hace que hoy “no hay ningun municipio que pueda quedarse tranquilo pensando que está libre de coronavirus”.
La especialista subrayó que la indicación de la Provincia es “trabajar rápidamente para identificar contactos y cortar el brote lo antes posible”.
El aluvión de casos llevó a que distritos que podrían implementar una fase 5 “plena” no saquen el freno de mano. En Suipacha, por ejemplo, el intendente Alejandro Federico le dijo a INFOCIELO que no quiere “abrir de golpe”, teniendo en cuenta de que está rodeado de “ciudades que no están en fase 5”.
“Suipacha tiene muchas actividades exceptuadas desde el punto de vista comercial y hemos incorporado la actividad física, en sectores de la ciudad donde se puede correr, hacer caminatas o bicicleta”, explicó el Jefe Comunal, que por ahora suspende la posibilidad de permitir reuniones de hasta 10 personas: “estaríamos en condiciones de permitirlas, pero hemos decidido que todavía no”.
El caso de Suipacha no es el único. Son varios los intendentes que dudan entre permitir excepciones que le den vitalidad a la economía y aumenten el riesgo, o mantener un planteo conservador. También están los otros: los que hubieran querido tomar esa precaución.
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