“Tenemos que comunicar, gritar, y “contagiar” -nunca mejor dicho- por todos los medios posibles esa esperanza venida de Dios que nos alienta, sostiene y reconforta. En la conversación con seres queridos por whatsapp, en las redes sociales, participando en colectas de alimentos, fabricando barbijos en casa y de otras mil maneras nuevas como nos obligan estos tiempos”. Tal fue el llamado del obispo Torrado Mosconi este sábado desde el Santuario diocesano de Nuestra Señora de Fátima de Nueve de Julio, con motivo de la celebración central por el Año Mariano Nacional.

El sábado 25 de abril del corriente año, se hubiese llevado a cabo el acto central del Congreso mariano nacional en San Fernando del Valle de Catamarca, conmemorando los 400 años del comienzo del culto a Nuestra Señora del Valle, devoción mariana fuertemente arraigada y extendida en el noroeste argentino y en todo el país. Este acontecimiento no fue posible de llevarse a cabo a raíz de la situación actual de pandemia y consiguiente aislamiento social preventivo. De nuestra diócesis participaría una importante delegación conformada por laicos, consagrados y sacerdotes

Igualmente en las diócesis y comunidades, a lo largo y ancho del país, se llevaron a cabo actos, transmitidos por medios de comunicación y redes sociales, para recordar dicho acontecimiento. En el santuario diocesano de Nuestra Señora de Fátima de Nueve de Julio, el obispo monseñor Ariel Torrado Mosconi celebró la solemne misa concelebrada, con la asistencia de algunos ministros laicos y consagradas quienes estuvieron a cargo de  las lecturas y los cantos, siguiendo la normativa sanitaria para estos casos. La celebración fue transmitida en directo por los medios locales y ya se encuentra en las redes para su visualización diferida.

Comentando las lecturas bíblicas, el prelado diocesano invitó a encontrar el motivo último de la esperanza en el acontecimiento pascual que estamos celebrando en estos días, para apoyarnos y sostenernos mutuamente en ella, y así poder transitar tanto el camino de la existencia como esta misma coyuntura histórica que estamos viviendo. “Tenemos que comunicar, gritar,  y “contagiar” -nunca mejor dicho- por todos los medios posibles esa esperanza venida de Dios que nos alienta, sostiene y reconforta. En la conversación con seres queridos por whatsapp, en las redes sociales, fabricando barbijos en casa y de otras mil maneras nuevas como nos obligan estos tiempos” afirmó. 

Tomando como ejemplo el testimonio del apóstol Pedro, exhortó a las comunidades y a cada fiel en particular a ser sembradores y mensajeros de esperanza en medio del temor, la angustia y la tentación del egoísmo que se dan en muchos casos en situaciones como estas. Sostuvo que “Con cada gesto y acción esperanzada estoy preparando “el día después”. Y exhortó vivamente: “A caminar en la esperanza nos invita, llama y provoca el Evangelio de Lucas con el relato de los discípulos de Emaús”. 

Para finalizar y como adhesión al Año Mariano Nacional, recordó la figura del cardenal Eduardo Francisco Pironio -de cuyo nacimiento en Nueve de Julio se celebrarán los cien años- a quien la Iglesia en Latinoamérica reconoció como auténtico “profeta de la esperanza”, tanto por su prédica constante como su compromiso con esa actitud y virtud en tiempos difíciles para nuestra patria, el continente y la Iglesia.