Ya son una plaga en muchos campos argentinos y no tienen predadores naturales. Según la FAO, los cimarrones causan pérdidas por 1.380 millones de dólares al año en Argentina.
En la previa de Navidad, los Reynolds se encontraron con una llamativa sorpresa en la zona rural de Henderson, en el oeste de la provincia de Buenos Aires. A media mañana, cuando Fernando junto a su hijo, Tomás, y Jerónimo, uno de sus dos hermanos con los que conforma una empresa de producción agropecuaria, salían del campo, descubrieron una piara de al menos 32 chanchos cimarrones atacando uno de sus silobolsas cargado con maíz.
“Es raro que hayan aparecido en ese campo. Había cuatro arriba del bolsón, habían subido por el extremo que tiene una inclinación de 45 grados y rompieron 15 metros de bolsa”, contó el empresario.
“Los agarramos justo, se bajaron por donde subieron cuando nos vieron y en lugar de irse para el lado de la soja se metieron en un lote de girasol, la tienen clara, saben dónde esconderse y todo”, señaló Fernando.
Con sus pezuñas filosas, los animales destruyeron el silobolsa. “Fuimos al pueblo, compramos seis rollos de cinta y lo tapamos pero a eso le entra aire así que lo voy a tener que cargar porque se arruina. Pero imaginate que tenemos 18 bolsas por todo el campo, es peligroso”, dijo el productor. Según detalló, los cerdos, de aproximadamente 180 kilos, logran pasar a través de un alambrado nuevo de 12 hilos por los que no podría deslizarse una persona.
“Hay muchos chanchos salvajes en la región pero más hacia el este, yo he alquilado campo hacia la zona de Bolívar hace diez años y ya había. El fin de semana me contaron que en un campo que está a 5.000 metros encontraron rotos todos los bolsones, es posible que hayan sido los chanchos, todavía no lo sabemos”, relató. Ya en junio de 2022, mientras cosechaban el maíz, tres ejemplares se cruzaron frente a la máquina recolectora y los perros atraparon a uno de ellos.
«Cada vez hay menos gente en los campos, menos ruido, menos perros, menos caballos, entonces se crea un ambiente diferente al de hace 30 años, y eso hace que avancen», analizó el productor.
«El chancho no tienen ningún predador natural acá, y ese es el problema», explicó Fernando. La cuestión de los cerdos salvajes data de varias décadas. Allá por 1905, Pedro Luro trajo jabalíes desde Europa a sus tierras de La Pampa para armar cotos de caza, siendo esta una especie originaria de África. Con el tiempo, algunos de ellos se cruzaron con cerdos domésticos y empezaron a aparecer los llamados chanchos salvajes.
Invasores
Las Especies Exóticas Invasoras (EEI) son animales, plantas y microorganismos transportados por las personas por fuera de sus límites naturales de distribución que, una vez en un nuevo territorio, se expanden y se vuelven dominantes. Las mismas condicionan todo un ecosistema y el funcionamiento de especies nativas, lo que trae consecuencias negativas y económicas, así como enfermedades e impactos sobre valores culturales.
Según los listados de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), las EEI son responsables de la retracción de una de cada tres especies de animales amenazados de Argentina y son el principal desafío de conservación en los parques nacionales y reservas provinciales, municipales y privadas.
De acuerdo con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el jabalí causa una pérdida económica de 1380 millones de dólares al año en Argentina, “De norte a sur tenemos EEI; empezando por el ligustro en Jujuy que empobrece la selva, quitándole recursos a los pueblos indígenas, en especial a los ocloyas, pasando por Mendoza con el flagelo que traen las poblaciones de tamarindos a la zona de Llancanelo, bajando a Río Negro con la problemática del jabalí, y llegando a Tierra del Fuego, donde nos encontramos con la problemática ambiental y económica del castor”, describió Sergio Zalba, consultor FAO para la elaboración de la Estrategia Nacional sobre ENEEI.
Las invasiones biológicas son también, una amenaza para la salud humana por el movimiento de bacterias, virus y parásitos, así como de vectores y reservorios de enfermedades.(Nota Clarín)
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