Dice con una sonrisa bien marcada en el rostro el vecino Jorge Barenstein. Con más de 55 años de comerciante, mira hacia atrás y al repasar su vida, aconseja a los jóvenes diciendo que “si quieren tener dignidad gánensela, despacio porque no se puede conseguir nada de un día para el otro”.
“Mi vida es trabajar”, resume. Así lo hace desde los 13 años cuando comenzó como vendedor ambulante. Hoy, y desde hace décadas “Tienda Leticia” es junto a su familia el pilar de su existencia.
En su regreso al campo con sus padres, luego de pasar por el servicio militar, el corralón de Casa Folch, fue el destino de Jorge Barenstein porque el campo no dejaba lo suficiente para vivir todos, recuerda con alegría, resaltando que no sobraba, pero tampoco nunca le faltó nada.
Fue así que desde muy joven el emprendedor Barenstein tuvo un breve paso por dicho lugar, pero, como el trabajo era muy pesado y los sueldos, al igual que hoy, no servían, “dije tengo que servir para algo y empecé a vender pañuelos y medias por el campo para la tienda de una tía, en una moto a la cual le improvisé un portaequipaje. En aquellos años la gente vivía en los campos y, con el 20% de ganancias sacaba más que el sueldo” recuerda.
“Me inicié sin saber casi nada, pero con ganas y, hoy hace 55 años que por suerte logré criar a mi familia, despacio, ya que nunca tuve un apoyo económico porque mis padres no tenían; me costó todo mucho, pero, estoy feliz porque tengo dos hijos excelentes al igual que mi mujer”, afirma.
Lo expresa con alegría y, como se lo ve atendiendo, siempre alegre, a pesar de haber vivido todas las crisis que en Argentina fundió a miles de personas, pero, Jorge, sobradamente sabe por experiencia que, “si uno se las ingenia trabaja dignamente” y no se puede vivir de planes, dice.
En este sentido, reflexiona diciendo que “ocurre que nadie se quiere involucrar y todos tenemos que decir lo que pensamos para que se revierta la situación en la que vivimos”. Y opina “la gente de trabajo vive bien, sin lujos, pero no les falta nada. Estoy contento con ello en mi vida; me gané un lugar en la sociedad con años de trabajo, sacrifico y humildad. Por eso, a los jóvenes les digo que trabajen y estudien”.
“No soy intelectual. Solo hice la primaria, pero tuve ganas y perseverancia, porque, todos quieren las cosas ya y, a mí el local me llevó tan solo 15 años; estoy feliz de haberlo logrado”.
Desde la década del 60 cuando se inició en el rubro, el local estaba sobre Avenida Alte. Brown. Hoy, ya hay cuarta generación de clientes que compran en “Tienda Leticia”, añora y piensa que de los “viejos” colegas solo queda “La Tropical” y ellos. “Son excelentes personas y colegas”, dijo sobre la familia Almán.
¿Qué significa el trabajo?
“Es dignidad. Lo que uno tiene se lo gana y, eso es lo que todas las personas debieran hacer porque hoy, dejando las ideologías de lado, no se puede vivir esperando un plan, porque los que tienen que educar no lo hacen; una persona no nace maleducada, hay que educarlo y acá todos los gobiernos hace mucho que no educan a nadie porque no dan el ejemplo”, contextualiza su respuesta poniendo de muestra a su comercio, ubicado en Avenida Maya casi Alte. Brown, para graficar que, como otros, “es un buen negocio que no es perecedero porque si este año no está de moda, el que viene si y, la gente siempre precisa cortinas, se viste; hay años peores, otros mejores”.
Sobre la Cámara
Desde el living de su casa, Jorge dejó para el final la opinión final sobre la Cámara de Comercio local, sobre la cual dice que “siempre fue presidida por gente de trabajo y con idea de ganarse lo que tiene. Apoyó y anda bien en Casares porque innova con ideas, es una institución respetada”, resaltando que es una institución de respaldo para el comerciante en un país en el cual siempre las diferentes crisis económicas a causa de las malas políticas de los gobiernos de turno a lo largo de la historia, hicieron tambalear a los comerciantes, pero, “hay que tener esperanza en uno. Hoy el país no pinta para nada”.
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