Las lluvias de las últimas semanas en la zona central no alcanzan aún para contrarrestar el impacto de la sequía extrema que afecta a la región y que tiene su expresión más dramática en el vaciamiento total de varias lagunas.
La laguna de Navarro se secó completamente como consecuencia de la sequía (Foto: Revista Weekend)
Tierra seca, dura y resquebrajada. Eso es lo que queda de la Laguna de Navarro, el principal atractivo turístico del pueblo homónimo, que ha sufrido los embates de la sequía histórica hasta el extremo de quedar sin una sola gota de agua.
Navarro se ubica a 130 km al sudoeste de la Capital Federal. Es una localidad tranquila, de unos 15 mil habitantes, cuya economía depende en gran parte de la producción agropecuaria de la región, pero también de la afluencia turística que justamente llegaba al lugar para tomar un descanso cerca de la apacible laguna, de 165 hectáreas de superficie, y 1,10 m de profundidad.
El impacto económico es contundente: “De diez mil turistas que nos visitaban en enero, pasamos a tener sólo mil”, explicó la Secretaria de Turismo de Navarro, Estefanía Ponce de León. Y agregó un dato impactante: “La laguna de Navarro sólo se abastece de agua de lluvia y del agua que viene de los campos. El 25 de mayo de 2022 fue la última vez que llovió”.
Históricamente, la laguna recibía un promedio anual de 1.200 mm de lluvia. Este número bajó a 700 milímetros en 2021, y se desplomó a sólo 400 mm en 2022.
Para agravar el panorama, a los tres años consecutivos con déficits en las precipitaciones, se sumó la inédita recurrencia de olas de calor (fueron 8 entre noviembre 2022 y la mitad de febrero 2023). Esta combinación acabó con la laguna. Hoy se puede caminar tranquilamente por la rampa donde antes se amarraban los botes y lanchas, y se puede atravesar caminando toda su superficie.
Hasta cuándo la sequía
Los pronósticos anticipan una alta probabilidad de que La Niña llegue a su final durante el próximo otoño. Esto podría traer consigo una normalización en los regímenes de lluvias. Sin embargo, el déficit hídrico de los suelos es tan marcado que la vuelta a la normalidad podría no ser suficiente para salir de la sequía.
Entre finales de enero y principios de febrero hubo dos eventos de lluvia de alrededor de 50 mm en la región. “Esto alivió un poco los cultivos de la zona, pero con el gran calor estamos viendo lotes de soja y maíz que se están secando completamente”, indicó el ingeniero agrónomo Andrés García Jurado. Además, opinó que para que la región de Navarro empiece a percibir un alivio, “tendría que llover durante una semana entre 200 y 300 mm. Recién ahí el agua podría empezar a llegar”.
Otros cuerpos de agua de la región están corriendo la misma suerte que Navarro. Las lagunas de Chascomús, Saladillo, Monte y Lobos, también atraviesan bajantes históricas y toda la economía de la región se está viendo afectada.
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