Comunicar y testimoniar el amor

Si permanecemos un instante más en esta vida no es sino para transmitir el amor recibido. Nadie sobra, mientras Dios nos hace vivir en esta tierra aún tenemos una misión. Tal fue la afirmación central del obispo Ariel Torrado Mosconi en su mensaje con motivo de la I Jornada mundial de los abuelos y mayores.

Recientemente el Papa Francisco instituyó la Jornada mundial de los abuelos y mayores que tendrá lugar anualmente el domingo más cercano al 26 de julio, memoria litúrgica de los santos Joaquín y Ana, padres de la santísima Virgen María y abuelos de Jesús. Para esta ocasión el Santo Padre dirigió un mensaje fechado en los días de internación en el Policlínico Gemelli de Roma.

En consonancia con esta fecha, el Obispo diocesano ha enviado un video mensaje de saludo en el cual invita a los abuelos y personas mayores a descubrir, desde una mirada de fe, su misión en esa etapa de la vida: “Si permanecemos un instante más en esta vida no es sino para transmitir y testimoniar el amor recibido”, afirmó. Luego convocó a los abuelos y mayores a descubrir la hermosa y bella tarea de comunicar la fe e introducir en la vida de oración a sus nietos y a las jóvenes generaciones. En ese sentido refirió que su primer recuerdo en el orden religioso, es el de su abuela enseñándole a rezar. 

El domingo 25 al celebrar la misa en un hogar de personas mayores, comentando las lecturas correspondientes a este domingo, en la homilía afirmó: “El corazón de Jesús no se desentiende de las necesidades de aquella multitud hambrienta, como tampoco ahora de tantas personas ancianas abandonadas a su soledad por esta cruel sociedad del descarte”. Y prosiguió “de la misma manera que implica a sus discípulos para dar de comer a aquella humanidad hoy nos llama también a nosotros a comprometernos en la tarea de cuidar, acompañar y consolar a tantos abuelos hambrientos de cariño y comprensión”. Finalmente destacó “la desproporción entre nuestros medios y las necesidades tan grandes en esta tarea de la atención de los mayores”.  Sin embargo, “al igual que Jesús se valió de la insignificancia de aquellos cinco panes para dar de comer a la multitud, también se valdrá de nuestra pobreza para llevar alivio y consuelo a nuestros mayores” concluyó.