Un estadounidense que sufría depresión intentó una cura, pero fue peor el remedio que la enfermedad.
El milenario dicho de que muchas veces es peor el remedio que la enfermedad, no está tan errado. Por lo menos así se demostró en esta oportunidad, en la que un joven estadounidense de 30 años, quiso curar su depresión con una infusión de té de hongos, que luego ¡le crecieron en el cuerpo!.
Un informe médico publicado en Journal of the Academy of Consultation-Liaison Psychiatry contó cómo se produjo este fenómeno: el joven, que se consideraba también adicto a los opioides, al informarse sobre las propiedades de los hongos alucinógenos quiso probarlos, para lo cual preparó una infusión que le permita superar el estado de depresión en el que se encontraba sumido.
El té de hongos inyectado desarrolló una peligrosa infección para el joven estadounidense que puso en riesgo su vida.
Grupo La Provincia
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