Trabajadores de la fábrica de lácteos de Arenaza paralizaron su producción, al igual que los de otras dos plantas del país, en reclamo del cumplimiento de los derechos laborales.

 “Los compañeros y compañeras que trabajamos en ambas empresas (‘La Suipachense’ y Arsa), las que desde hace ya casi dos años se encuentran gestionadas por un grupo económico encabezado por Claudio Rafaniello, hemos adoptado la resolución de parar las actividades de los establecimientos de Suipacha y Arenaza (en la provincia de Buenos Aires), y de Córdoba capital (en la provincia de Córdoba), y personal de reposición y preventa”, indicaron al respecto en un comunicado.

Existe entre los empleados una sensación de pérdida de derechos laborales, frente a la voluntad de reducir la estructura de las empresas, lo cual ha sido escuchado por la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra), que, a través de su Consejo Directivo Nacional, ha activado el reclamo, orientado a Claudio Rafaniello, el titular de “La Suipachense”, quien, además de su planta, tiene a cargo los dos establecimientos de “Alimentos Refrigerados” Sociedad Anónima (Arsa).

En el texto emitido por las y los trabajadores, detallaron: “El paro obedece a cuestiones esenciales, como falta de pago de haberes, falta de pago de aguinaldos, falta de otorgamiento de vacaciones, contratos de trabajo eventuales en fraude a la ley laboral, falta de entrega de ropa de trabajo, incumplimiento absoluto de elementales normas de seguridad e higiene del trabajo, maltrato laboral, desconocimiento de delegados electos, obstaculización de la actividad gremial, sanciones disciplinarias arbitrarias sin oportunidad de que el trabajador sea escuchado, retraso en el pago de las pautas salariales convencionales, no pagar a trabajadores de la actividad láctea los salarios que corresponden a la convención colectiva aplicable, ambiente edilicio de trabajo en condiciones ruinosas, derivación de elaboración de productos a otras empresas, habiendo capacidad de elaboración propia, y varias otras más que podríamos enumerar”.

A todo eso le sumaron: “Decimos claramente y para que se sepa que el señor Rafaniello se queda, en beneficio de su negocio, con las retenciones de dinero que, con destino a la seguridad social, nos descuenta en nuestros salarios, sueldos que, en algunos casos, paga cuando quiere; y que, a pesar de ello, nuestra obra social sindical nos sigue proporcionando la cobertura de salud digna y de la calidad que nos merecemos, como cualquier otra persona. Y a todo esto lo decimos abiertamente, no sólo a todos nuestros conciudadanos, a los medios y a los consumidores, sino también a los restantes empresarios del sector, con quienes el señor Rafaniello compite de modo desleal; a los jubilados, a quienes, con la falta de pago de los aportes y contribuciones, perjudica en la actualización posible de sus haberes”.