Una vez más el agua en la provincia de Buenos Aires complica a la ganadería de la cuenca del Salado. Nos informan de unas 250 a 300 mil hectáreas inundadas en los partidos de Pila, General Belgrano y Dolores. El agua que desborda los canales que van hacia el mar arrasa los campos vecinos en momentos de parición de los rodeos.
La cuenca del Salado es la región de cría más extensa del país, donde se calculan que nacen más de la tercera parte de los terneros que abastecen la ganadería nacional: unos cuatro millones. La época de nacimientos de la región, gracias a la práctica del servicio estacionado, se extiende desde agosto hasta fines de octubre; es decir que esta inundación se produce en pleno nacimiento de las crías, el momento más delicado donde ya se advierten mortandades.
Seguramente, con el tiempo se notarán enfermedades, aguachamientos, falta de comida por pérdida de campo bajo el agua o escasas reservas, aumento de costos por traslados, productos veterinarios –fundamentalmente desparasitantes–, demanda de personal extra y demás. En el caso de lanares las mortandades son aún mayores por el peso de la lana húmeda que le impide movilizarse más sus propios problemas sanitarios.
Toda esta problemática tiene al agua como eje. Ese bendito elemento que cuando falta o sobra produce estas catástrofes que forman parte de la geografía provincial, sobre todo en las cuencas medias y bajas del Salado muy bien detallada, en 1884, por Florentino Ameghino en “Las sequías y las inundaciones en la Provincia de Buenos Aires”. Sequías e inundaciones que son dos caras de un mismo fenómeno, más… ¿Qué puede hacer un productor a nivel de predio?
Toda empresa debe apuntar a la estabilidad y por estos fenómenos se suceden años de bonanza con años de pérdidas importantes; es común encontrar en esta región establecimientos de rentabilidades cero como promedio de varias campañas. En aquellos campos que tienen sectores altos muchos productores incursionaron en los últimos años en agricultura para aumentar ganancias, pero a costa de rebajar confección de reservas.
La rentabilidad de la cría, entre otros factores, está muy ligada a la carga; pasar de 0.6 vacas por hectárea a 0.7 se disminuye más del 10 % los costos por ternero, pero se hace más vulnerable todo el sistema ante estos fenómenos y es menester tener reservas necesarias para afrontarlos.
Es común distinguir esas lomas donde antes se hacían reservas de alfalfas, mohas o avenas granadas para rollos, ahora verlas sembradas con cultivos agrícolas.
Si no se cuentan con recursos financieros propios para aguantar los años de pérdidas se hace difícil afrontar el pago de intereses en los siguientes años de bonanza a las tasas actuales. Es por eso que la estabilidad debe ser un objetivo fundamental en los campos de cría de la cuenca.
Un problema muy común, en estos casos, es que la pérdida de estado de las vacas atenta contra la preñez próxima. En seis semanas ingresarán los toros con las vacas y ya estaríamos arriesgando la próxima parición si el estado corporal del rodeo no es el adecuado.
El destete precoz, ultra-precoz y el creep feeding son herramientas a pensar en estos casos. Consulte a su asesor y empiece a solucionar el problema antes que aparezca.
Fuente: Ing. Agr. Gerardo Gallo Candolo / www.elagrario.com
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